Hace unas semanas, recibí la visita de Laura, una joven gaditana que enfrentaba un problema relacionado con el cambio de clima. Nuestro clima frío y los fines de semana en Sierra Nevada estaban afectando su piel. Desde la llegada del invierno, notaba su piel más tirante, con los pómulos enrojecidos e incluso experimentaba descamaciones que le provocaban picor.
Al indagar sobre su rutina diaria, rápidamente identifiqué el problema: deshidratación. A pesar de encontrarse en un entorno diferente, Laura seguía limpiando y tratando su piel como lo hacía en su Cádiz natal durante el verano, donde se preocupaba principalmente por el brillo en la frente y algunos granos. No había tenido en cuenta el cambio de clima y estación, y además, su rutina estaba centrada en controlar la producción de sebo. Utilizaba principalmente productos reguladores de sebo por temor a sufrir brotes acneicos, lo cual exacerbaba aún más la deshidratación de su piel.
Me llevó cierto esfuerzo hacerle comprender a Laura la importancia de encontrar un equilibrio entre la hidratación y la regulación de la grasa en su piel. En esta ocasión, su nivel de agua estaba significativamente bajo, lo que causaba la tirantez y descamación que experimentaba. Considerando esto, así como su propensión a la piel acneica, le sugerí incorporar algunos tratamientos hidratantes en su rutina, tales como:
En el caso de una piel deshidratada, se experimenta una pérdida de agua, generalmente causada por la exposición a la radiación UV, al calor o al frío, factores externos que provocan una disminución del contenido de agua en el film hidrolipídico, pero manteniendo intactos los componentes grasos. Las principales características de una piel deshidratada son:
Las diferencias entre ambos tipos de piel son mínimas, y a estas pequeñas variaciones hay que sumarle el hecho de que la piel puede cambiar con frecuencia debido a modificaciones en el entorno, factores hormonales, la edad y la genética. Todo este conjunto puede hacer que una piel seca parezca deshidratada y viceversa. Incluso una piel grasa puede estar deshidratada si no se trata adecuadamente.